18 de marzo de 2013

"VIVENCIAS DE UNA BOLILLERA"


Hace tiempo que en el pueblo,

según pude yo saber

que unas clases de bolillos,

se estaban dando ¡que bien!



Como me gustó la idea

allá fui y me apunte,

pero nunca yo pensaba

que los pasara tan bien.



y ya desde el primer día

solo amigas encontré,

pues tanto compañerismo

jamás yo imagine.



Tampoco me imaginaba

que tanto me cautivara,

y que una simple labor

de esta forma me atrapara.



Hace días vino a mi casa

mi mejor amiga, Inés

y como es de confianza

con ella me sinceré:

Voy a contarte un secreto

siéntate y escúchame:

¡Soy infiel a mi marido!

¡No es posible! ¡No me digas!

¡No me lo puedo creer!



¿Es acaso el butanero?

¿O el fontanero, tal vez?

¡No digas majaderías!

Pues entonces, ¿Quién es él?

¡El bolillero mujer!

No se que magia que tiene,

y que garra y que poder,

que muchas cosas de casa

me las dejo sin hacer.




Por la noche cuando llega

la hora de descansar,

¿vienes a dormir, cariño?

él me suele preguntar,

y yo fingiendo trabajo,

así le suelo contestar:

ve tú delante, yo ya iré

pues cosas en la cocina

aún tengo que recoger.



Y al comprobar que ya duerme,

despacito y con sigilo,

saco el cuerpo del delito,

con su agradable ruidito

voy moviendo los palitos

hasta después de las tres,

con razón nuestra maestra

al comprobar el trabajo

ve tan deprisa crecer

que acostumbra a preguntarnos:

¿Pero no dormís, o qué?

y empiezo un encaje nuevo,

y sigo pensando en él,

¡que bonito va a quedarme!

¡un buen marco le pondré!

Pues bien,  ya sabes mi historia,

mi querida amiga Inés.



¡Ven tú también con nosotras

y lo pasarás muy bien!

y a todas las que se aburren

yo las quisiera invitar,

¡que se vengan con nosotras!

¡verán lo que es disfrutar!

pues gozaran de viajes

allí donde encuentros hay,

harán muchas amistades

y depresiones no habrán.

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